Carta de invitación

Buen día,

Voy expresar estás líneas de la forma más educada posible. La siguiente invitación va para usted. No importa cuando lo lea, solo sería una carta tonta de tu joven mozo que tanto te admira. Decirte que nadie más me interesa sería tan cliché. Aún no sé por dónde debería empezar, me encantaría saber muchas cosas, aun cuando ya te conozco. Tengo tantas cosas tontas que contarte. Te advierto que soy un romántico empedernido que está estudiando filosofía en su tiempo libre, debido a crisis existenciales, y mejorando su prosa con versos que te enamoren o que simplemente te gusten. Prosa que mejora para un día escribir en una columna sobre el día que te conocí.

Te invito a pasar a mi vida y hacer las cosas que quieras hacer.
Te invito a enseñarme a pulir mis técnicas de seducción.
Te invito a conocer la maldad y bondad de todo ser.
Te invito a pasear por el malecón y ver las estrellas.
Te invito a cenar y me cuentes que tal te fue.
Te invito a decirme como quieras.
Te invito a aliviarnos la mente.
Te invito a soñar.
Te invito a discutir.
Te invito a escuchar.
Te invito a aprender.
Te invito a comer, mirarnos e incitarnos.
Te invito a ser esa mujer que quisiera tener.
Te invito a desvestirte y mostrarme como tratarte.
Te invito a ir a tu alcoba para darte una, otra, otra y otra vez.
Te invito a hacerme entenderme que vale más la compañía que un cuerpo desnudo.

Así que invítame aprender de tus gustos, dolores, alegrías, tristezas, paciencia y ansiedad. Olvida el miedo, que también te quiero comer, así que no perdamos más tiempo y déjame ponerme en acción. Vamos al sillón, a tu habitación y luego a tu mundo interior.
Desarróllate como quieras, abrázame, llora, bésame, deja todo de lado y si yo soy el peligro y tú quieres probarlo, porque negarlo; o quizás, tú eres la perdición a la que quisiera caer.
Pobre de mí al sentirte encima, debajo, de costado con la sensación que muero. Vámonos contra el tiempo y con esa hermosa sensación de ser uno. Sonriamos y fluyamos como tiene que ser.
Ni sé si seré el último que te invite a ser todo lo que quieras ser, ni el primero. Solo sé que lo quiero hacer bien, a pesar que más adelante nos pueda doler.

Saludos,

Miguel.

Deja un comentario